Tradicionalmente, ganara quien ganara los mundiales, Brasil solía ser la selección que, por norma general, desplegaba un fútbol más vistoso. El fútbol de ataque, la velocidad y los grandes delanteros han estado siempre del lado de los brasileños. Sin embargo, desde la llegada de Dunga, Brasil ha cambiado completamente y se ha convertido en una selección más efectiva que efectista. Dunga quiere ganar como sea y, por eso, ha dotado al equipo de una seriedad que antes no tenía, pero ha cambio ha perdido capacidad de improvisación. El fútbol de Brasil es hoy más plano que nunca.
Quizás, Dunga ha tomado la decisión correcta viendo los jugadores con los que cuenta. Brasil siempre ha tenido grandes “9”, porque cuando se retiró Romario ahí estaba Ronaldo, pero ahora que Ronaldo ya no está al nivel, a Brasil sólo le queda Luis Fabiano, y eso, con todos mis respetos hacia el sevillista, es poca cosa para lo que están acostumbrados a tener en Brasil.
Algo parecido ocurre con los mediaspuntas. En este caso si parece que hay un relevo, pero Robinho y Kaka’ no vienen es su mejor momento. Kaka’ ha hecho una mala temporada en el Madrid y Robinho no tiene cabeza como para rendir en un gran equipo del fútbol europeo. Sin embargo, creo que estos dos jugadores sí que lo harán bien con la canarinha y pienso que de ellos depende gran parte del éxito que pueda tener esta selección en Sudáfrica.
Si miramos el centro del campo, creo que encontramos el verdadero problema de está selección. Tiene buenos jugadores, algunos como Felipe Melo o Ramires han demostrado que tienen una gran capacidad para el robo, pero creo que tienen problemas para asumir la circulación de un equipo tan grande como el brasileño. Gilberto Silva nunca ha sido gran cosa y ahora mismo no puede llevar el peso de Brasil, Elano siempre se ha llevado las buenas palabras de la prensa, pero a mí es un jugador que me parece que aporta bien poco en sus apariciones con la canarinha. En resumen, Brasil no tiene una circulación de balón tan rápida como la que ha tenido siempre, pero gana los partidos por pegada, pero los gana, no olvidemos que fue campeona el año pasado en la Copa Confederaciones.
Sin embargo, creo que Brasil nunca ha tenido una defensa como la que tiene. Como es tradicional, tiene a los dos mejores laterales del mundo, aunque los dos sean diestros y uno tenga que jugar en la izquierda, pero lo raro es que Brasil tiene buenos centrales y, sobre todo, un buen portero. Julio César es un guardameta de 1,87 que se hace todavía más grande en todas sus salidas y que tiene una gran capacidad para atajar todos los balones. El portero brasileño ha explotado tarde, pero cuando lo ha hecho se ha convertido en un portero que sólo se puede comparar con los mejores.
Además, se encuentra bien arropado por su compañero también en el Inter, Lucio. Nunca pensé que Lucio fuera un gran defensor, más bien creía que era un camicace, un jugador cuyo mayor mérito había sido marcarle unos cuantos goles al Real Madrid y que salía como un loco con el balón desde atrás, lo que le había costado algún que otro disgusto. Sin embargo, este año Lucio me ha hecho cambiar de opinión, ha hecho una temporada excelente, ha demostrado que es muy bueno al cruce y contundente en el despeje. Si el Inter está en Champions es gracias a que ni él ni Samuel fallaron en toda la eliminatoria frente al Barcelona. Además, se conoce a la perfección con Juan y tiene otra pareja de baile en el banquillo como Thiago Silva, que no es tan desastrosa como otras con las que ha tenido que jugar la canarinha.
No tendremos que esperar mucho para ver lo que da de sí este combinado brasileño. En el grupo que le ha tocado en Sudáfrica, con rivales como Portugal y Corta de Marfil, podremos evaluar cuál es el verdadero potencial de una selección que sigue ganando, pero que no transmite grandes sensaciones.
Foto cedida por: olivcris
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